(Información del País.com)
"Debéis morir, debéis morir todos". Son las palabras que, según un
testigo que sobrevivió a la matanza en la que fueron asesinadas al menos
84 personas, gritaba Anders Behring Breivik
cuando, vestido con un traje de policía para saltarse las medidas de
seguridad, comenzó a disparar a los cientos de jóvenes que participaban
en el campamento de verano de las juventudes del Partido Laborista de Noruega
en la isla de Utoya, en el lago de Tyrifjorden . Un lugar que fue "un
paraíso de juventud, ahora transformado en un infierno", según ha dicho
emocionado el primer ministro noruego, Jens Stontelberg, al recordar
todos los veranos que pasó allí de joven. "Lo que más me duele es que
este lugar en el que he estado cada verano desde 1979, en el que he
sentido alegría, compromiso y seguridad, ha sido golpeado por una brutal
violencia".
Según van pasando las horas, se van conociendo nuevos detalles sobre
la matanza llevada a cabo en la isla. La policía ha asegurado que en el
momento en que Behring empezó a disparar llevaba dos armas encima. Por
los testimonios de la gente que se encontraba en la isla, es posible que
más de una persona ayudara al asesino, aunque los agentes todavía no lo
pueden confirmar. Según las autoridades, cuando la policía llegó a
Utoya y pidió a Behring que tirara sus armas, este lo hizo sin mayor
resistencia.